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Seres que son y están.

 

Hay personas a las que para llegarles hay que escalarlas. Y no te tienden la mano, ni te aseguran, ni te sujetan en el ascenso. Hay corazones que invitan a entrar y te llevan de vuelta a ti, te reconstruyen enter@, te resignifican ya en el primer contacto. A veces, coinciden ambos en un mismo ser y entonces, ahí el plan de ruta se perdió. Ahí te quedan dos opciones, salir huyendo del otr@ o huir de ti. Ahí lo aparente se hace mentira, lo habitual ilógico y lo lógico estúpido. Mientras su corazón te invita a entrar, su cuerpo te invita a salir. La persona instalada en una atalaya infranqueable, distante. El corazón forrado de piedra, presente. ¿Lo fácil?…huir del otr@, dejar de confrontarte con tus miedos, con tus incomodidades y seguir el plan de ruta elegido, cómodo y conocido. ¿El reto?…no huir de ti mism@, convivir con tus incertidumbres, negociar con tus pánicos, saludar a tus expectativas. Tragarte las esperas, encajarte los desaires y sonreírle a la vida aunque te hable en chino. ¿El objetivo?…decidir a quién quieres honrar: a lo que crees o a lo que sientes. ¿El resultado?…Ganar o perderte. Un canto a la duda, un pulso al tiempo, un aullido a la paciencia. A ver qué ganas ganan.

 

(Marzo 2017)

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