Mi nombre es Berta.
Prefiero explicar mi evolución en vez de colgar un Cv al uso con los estudios y formaciones que he cursado o con los trabajos y colaboraciones que he realizado, ya que aunque todos me han influenciado no sigo ninguno y trabajo con una narrativa propia que he creado para RecreArte.

Como decía John Lennon: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”.
Mi pasión desde niña ha sido bailar pero acabé saltando de la universidad a ganarme la vida en una larga e intensa carrera en el mundo de la empresa dedicada a la gestión de conflictos y personas. Ahí aprendí que el estrés severo y sostenido mina, enferma y puede llegar a matar, pero también aprendí que es sólo una forma de mirar, que es reversible y se puede enseñar a revertirlo.
Antes de cumplir los 20 años, me diagnosticaron una enfermedad incurable según la medicina convencional. Es cierto que se convirtió en larga y crónica pero la confianza ciega en mi poder de auto regeneración me invitó a ahondar en el trabajo corporal, psicológico, energético y espiritual para restaurar mi equilibrio y traer calma a mi mundo.
Antes de los 25 años me diagnosticaron varias veces que unas lesiones músculo-esqueléticas me impedirían seguir bailando. Mi amor por la danza ha sido el motor que me hizo encontrar como vehículo las técnicas corporales y de movimiento, para amigarme con el dolor y la tensión de mi ser. Con ellas también aprendí a escuchar y a dialogar con mi cuerpo y con mi deseo vital. Por ello han acabado integrándose como una más de las fuentes de las que bebo en mi trabajo y hoy día sigo bailando.
Todas estas experiencias me llevaron a querer enseñar a relacionarnos con el cuerpo y con la salud desde un lugar más respetuoso. Y aunque hubiera preferido vivir una juventud sin dolor crónico, sin limitaciones físicas y sin enfermedades, también reconozco que vivo la madurez con más plenitud porque en vez de sentir tanto la pérdida de las facultades inherentes a la juventud vivo en la constante ganancia de lo que voy recuperando. Me felicito por haber desobedecido a tantos noes y haber tomado y seguir tomando las decisiones que me sirven de salvaje impulso vital para buscar mis propios síes.
Mi vida y la de otras personas ( como por ejemplo la de mi querido amigo Fredy García Vila fredyarmonica.net ) me ha enseñado que el poder de regeneración y de autorregulación del cuerpo, de la mente y del alma son inconmensurables y desde esa intención elijo mi abordaje profesional. Propongo juegos y dinámicas creativas de reflexión, autogestión y relajación para que cada persona encuentre los procesos de su camino.
Otras grandes influencias que me han teñido a la hora de enseñar son:
- La danza donde aprendo a diario a bailar con el compromiso a largo plazo, el cual va trasformando mi manera de bailar en público.
- Mis colaboraciones musicales (como cantante y pianista) donde aprendí a fluir con los procesos, a respetar sus tiempos y aprendí a leer en la riqueza de los matices.
- La maternidad que me despertó a la loba que todas llevamos dentro y dónde pude aprender el valor de simultanear a la madre, con la mujer, con la amante, con la profesional y con la que aún pretende ser también social.
- Mi formación en educación viva y libre, dónde aprendo cada día que un cambio de paradigma educativo no significa hacer las cosas de diferente manera por sistema, por rechazo a lo anterior, sino como resultado de una reflexión muy profunda que parte del propio cuestionamiento interno y que conduce a la investigación externa. Entendiendo que muchas teorías sólo pueden vivir en los libros.
Y todo lo que he hecho y he aprendido lo incorporo a lo que soy y a cómo trabajo. Como bien reza la palabra “in corporar” en el cuerpo lo llevo y desde lo que soy transmito.