El saber sin libros.
No, no era intelectual, no podía parafrasear ni citar, a menudo ni siquiera comprendía las inertes ideas que a menudo sólo pueden vivir en los libros.
Pero sabía de ideas y no porque las leyera, sino porque las vivía.
No era culto, no daba charlas, nadie se sentaba a escucharlo.
Excepto ella que se sentó a observarlo y aprendió.
Un día, ella vio como alguien que leyéndole la vida se le acercó y le pidió que le recomendase 3 libros, pero él adujo ser inculto y no saber hacerlo. Sólo le recomendó leer el vaivén de las olas, leer la muerte y el renacimiento de un árbol en las 4 estaciones del año y leerse en el interior. Sólo…Él no sabía de libros…
Ella supo que él sabía, aunque no supiera de libros.
Ella supo que él sabía leer porque sabía leerla a ella.
(Dic.24.05)