Hij@s de la luz.
Ell@s, ¿sonríen porque no saben? ¿o quizá sonríen precisamente porque saben?
¿De verdad es cierto que ell@s, l@s niñ@s, en su inconsciencia no saben lo que hacen?
¿Es verdad que nosotr@s adult@s, en nuestra presunta consciencia, sí?
Lo miro a él, a ella y veo la vida, veo la risa, la energía, las ganas.
También veo el entendimiento, la comprensión, el respeto y el perdón.
En mí, adult@ me cuesta mucho más verlo.
Quizá si le miro más lo podré aprender…
Miro a esa madre dolida, torcida, rota y agrietada que empuja a la luz para que traspase por sus brechas.
Y veo que la luz no puede ser empujada. Sólo se deslizará por los huecos que la inviten.
¿Para qué empujar si la luz sola irá allí donde tiene que ir?
Porque reina, porque impera, porque siempre está.
¿Porqué creer que estamos en tinieblas cuando es obvio que arriba, atrás de esa arrogante creencia está la vida y la vida solo puede ser luz?
Gracias hij@s por tener la perseverancia de mostrarnos esa brecha,
ese lugar por donde debe volver a correr la luz de la vida.
(Mar.19.08)