Mi gozo fuera del pozo.
No entiendo qué es el gozo, ese término complejo y denso.
En realidad, a menudo no entiendo lo complejo y denso.
Soy simple y sólo entiendo lo simple y ligero.
Y entiendo lo que es gozar.
Gozar es coincidir en una mirada de complicidad cuando la tuya vaga perdida en el horizonte.
Gozar es descansar en el cansancio de alguien cuando estás exhausto, y el otro te tiende el suyo para apoyarte.
Gozar es hablar con alguien cuando no tiene tiempo, cuando tampoco sabe que decirte, pero te escucha y te responde.
Gozar es llegar a algún lugar donde ves que te acogen, que te esperan aunque no habíais quedado, aunque ni siquiera sabían de ti.
Gozar es ver como el otro se sorbe las lágrimas para darle paso a las tuyas, como decide que las tuyas se merecen su prioridad.
Gozar es reírte con alguien, fuerte y sonoro aunque las carcajadas le hagan los coros a la tristeza de fondo.
Gozar es que te aparten el pelo de la cara y te riñan acariciándote porque no te amas como deberías.
Gozar es llegar a la noche y saber ver el montón de luces que alumbraron el camino de tu día y la cantidad de gente que te ofreció la suya, aun sin preguntarse cuanto alumbrabas tú.
(Junio 2017)